Cual topo que se cobija en la madriguera
me escondo tras las sombras,
pues el estío acecha con gran vigor
acrecentando su poder,
sobre un cuerpo
que no lo soporta y le abrasa la piel.
Quisiera ser ave para volar,
desaparecer en los gélidos páramos
que hacen que mi cuerpo resurja
y tome su forma.
Donde habito
tranquila y serena
sin mareos, sin malestar
como primera de las normas.