Vienes a tocar mi puerta para ver si te abro, para ver “cómo estoy”, si estoy disponible y si eso, nos tomamos algo. Y lo estoy, después de hace tanto tiempo te abro la puerta dejándote paso. Pero ya no soy la de ayer pues tengo el cartel colgado de fuera del alcance de tus manos. Pero no quieres verlo, lo ignoras y te acercas, vuelves hacer lo que ya sabía de antemano. Amigos dijimos, pero sigues en tus trece volviendo a por lo de siempre, volviendo al lugar equivocado. Es una pena, pensé que eras diferente y al final es el mismo resultado, eso es lo que me demostraste y lo que me has demostrado. No tengo ningún tipo de valor para ti más allá de saciar tu necesidad, es una pena pero yo ya volé para otro lado.