Ser sincero vs Ser impertinente

Sinceridad.
Decís que lo tenéis…
buena es esa palabra
mas no creo que entendáis su concepto
porque la usáis de forma indebida
y como todo en esta vida,
aquello que excede de lo real
pierde su significado en el momento.

Ser sincero
no es tan sólo decir lo que uno piensa,
decir esa amalgama de pensamientos
que tenéis en vuestra cabeza
y qué soltáis libremente
sin tener en cuenta
ni el contexto, ni a la persona
que su atención os presta.

Creéis que por decir las cosas de cualquier modo
sois los reyes de la sabiduría
pero no sois mas que una panda de impertinentes
que no saben que es la asertividad y la cortesía.

La sinceridad es sinónimo de veracidad
y la verdad se puede contar de muchas formas,
si no sabes como hacerlo
a veces es mejor callar cuando es debido
y no mal argumentar cuando no te lo han pedido.

Así mismo,
la sinceridad no es excluyente del respeto
no es sinónimo de grosería
no confundáis esas palabras
pues vivís en una sociedad,
hablar como se debería.

Darle sentido a la vida

cima-montaña

Cariño…
ya por fin eres mayor
para poder entender
porque no pedimos deseos
cuando cumplimos años
y las velas vemos encender.

En su lugar,
nos marcamos un objetivo
algo que queremos hacer
así tu vida tendrá sentido,
tendrás algo por lo que luchar
y crecer.

Tu propósito siempre es algo personal
que en un año puedas alcanzar,
por tonto que te parezca,
eso te hará ver que siempre hay más.

Podrás mirar hacia atrás
y ver lo que has conseguido
año tras año,
todo lo que has vivido.

Así cuando sientas que pierdes el camino
y las demás metas no veas cumplir
te recordará quien eres
por lo que has peleado
para llegar hasta allí.

Gracias Hermano!!!

Esta es una poesía escrita por mi hermano el día de hoy por mi cumpleaños, la quería poner aquí porque me ha llegado a la patata. Te quiero bro, que pena que estés tan lejos.

El día que llegaste me perdí en tus ojitos,
me perdí en esa sonrisa que ilumino mi universo,
el día que llegaste cambiaste nuestro mundo,
dando luz en cada segundo a nuestro corazón.

Y creciste mi niña siendo sol y luna,
y las estrellas envidiaban cada gesto de tu cara,
porque la alegría era tu bandera mi niña,
porque tu eres el despertar de cada mañana.

Y seguirás siempre siendo mi niña,
el tesoro de este pobre pirata,
seguirás siempre guiando mi barco,
con luz de tu mirada.

Te quiero y te querré siempre mi amadísima hermana.

 

Había una vez

Había una vez
tres niños y una madre,
ésta les enseñó
un hermoso aprendizaje.

Un cinco de febrero
les regaló unas semillas,
les dijo que debían plantarlas
y regarlas día a día.

Todos se preguntaron
que sentido tenía
pues aquel regalo
de nada les servía.

Su madre les dijo
que si cuidaban la planta
frutos grandes les daría
y además sabrían
que tipo de persona serían.

Pasaron las semanas…
el uno seguía regando con alegría,
el segundo dubitativo
empezó a decir que no sabía,
empezó a cuestionarse si hacía bien lo que hacía.
Y un tercero dijo que era absurdo
dejándolo al siguiente día.

Meses más tarde,
el segundo deprimido dijo que se rendía
pues había esperado demasiado
y era muy complicado cuidar la planta
pues seguía diciendo que no sabía.

Un año después,
el primero consiguió tener frutos
mientras que los demás
no disfrutaron de ninguno.

Entonces su madre les preguntó:
¿Sabéis porque el si tiene y vosotros no?
No es el hecho de que os halláis rendido,
tan solo es una cuestión de percepción.

Vuestro hermano siempre creyó en sí mismo
en lo que podía llegar ser y hacer
la vida no te regala nada
te lo has de merecer.

En todo lo que hagáis
debéis ser constantes
pues de lo contrario
nada lograréis.

Y si algo no sabéis,
hacer como hacen las plantas
y salir a buscar lo que necesitéis
pues ellas cuando no tienen luz
colocan sus hojas hacia donde el sol esté.

De ese modo llegaréis a ser grandes,
de ese modo sobreviviréis,
y seréis felices porque hermosos frutos recogeréis.