Nuestro idioma de miradas

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Hace tiempo que inventamos
un idioma sin palabras
donde sólo tú y yo lo entendemos,
donde nos lo decimos a la cara.

A veces… que nos queremos
otras, nos mandamos más bien lejos.
A veces… me dices que te he hecho daño
otras, te digo que estás como un cencerro.

Una sola mirada tuya
me basta para sentirme en calma,
una sola mirada mía,
te basta para sentir las ganas.

Todo lo que está en nuestra mente
nos lo decimos sin palabras
porque somos transparentes
en nuestro idioma de miradas.

En busca de la Lleida

Una historia os vengo a contar,
las orejas debéis afinar
pues una moraleja tiene escondida,
¿seréis capaces de decírmela al final?

Allí en lo más profundo de los bosques
vive una pequeña criatura,
imperceptible para el ojo humano,
es un ser de luz y de alma pura.

Siempre vivió alegre
como son todos de su misma especie
contento con todo lo que veía
pues aquel mundo
era una fantasía.

Más un día como otro cualquiera
en su poblado se escuchó un leyenda,
todo aquel que desee la completa felicidad
deberá ser capaz de atrapar a una Lleida.

Así el chico se disputo a buscarla
trazó mil y un camino para alcanzarla
y fue poco a poco consiguiéndolo
hasta que un día llegó a apresarla.

Era tan diminuta
que no le fue suficiente.
El quería más,
se puso en marcha a por el siguiente.

Pasaron los años
de objetivo en objetivo,
todo un plan trazado,
tenía que conseguirlo.

Pero se hizo mayor
y ya su cuerpo no le acompañaba,
demasiados riesgos
para un viejo
que ahora se marchitaba.

Entonces fue cuando se dio cuenta
pues todos sus amigos eran felices,
nunca fueron a buscar a la Lleida
estuvo siempre delante de sus narices.

La felicidad no se atrapa
se siente en cualquier parte,
se olvidó de vivir
y ahora ya era tarde.

No aprendió a disfrutar
de lo que tenía delante,
pues los pequeños momentos
las cosas de ensueño
esos, son lo que te hacen boyante.

Así con lágrimas en los ojos
se recostó en la almohada,
tanto tiempo perdido
pensando en alcanzarla.

Sus alas dejaron de lucir
y con un suspiro en la garganta
llegó el pobre anciano…a su fin.

 

Cuando yo ya no esté

cuando yo ya no esté

Cuando yo ya no esté,
sonríe para que otros sonrían
y se dibuje en el cielo una sonrisa.
De ese modo sabré que estás bien,
que sigues queriéndome.

Cuando yo ya no esté,
abraza la vida tan fuerte
para que pueda sentirte como lo hago ahora,
así me demostrarás que siempre mereció la pena.

Cuando yo ya no esté,
quiero que cantes
para que puede escuchar lo mal que lo haces,
porque hasta tus defectos me gustan.

Cuando yo ya no esté,
mira hacia la luna
y acuérdate que siempre
te he querido y siempre te querré.

No paro de pensar, ¡stop!

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    “Tengo la cabeza a mil, no paro de pensar. No paro de darle vueltas y no me deja dormir.” Muchas veces hemos oído alguna de estas frases pero en la mayoría de las ocasiones el problema no son los continuos e incesantes pensamientos, porque si nos paramos a pensar, tenerlos es lo que nos hace humanos. Tener preocupaciones, ambiciones, cosas por las pensar es lo que le da sentido a nuestra vida. Nos ayuda a ponerle nombre a las cosas, identificar nuestros sentimientos (lo que nos hace feliz y lo que no), nos ayuda a buscar soluciones. El problema radica realmente en lo que hacemos con ellos o lo que no hacemos. Si queremos alcanzar un objetivo pero lo único que hacemos es quejarnos de que no lo logramos, la rumiación nunca se irá y el sentimiento de malestar tampoco porque no estamos haciendo nada que nos lleve hacia ese objetivo, sea cual sea. Si tenemos un problema y sabemos cual es la solución, hagamos lo que tengamos que hacer para solucionarlo, no andemos con “y si mejor hago…” porque no nos atrevamos a hacerlo. Si tenemos mil cosas que hacer y sabemos que no nos va a dar tiempo, no debemos pasarnos la vida pensando en que no nos va a dar tiempo y ponernos sin más a hacerlo porque mientras estamos pensándolo se nos van las horas. Ya sabíamos de antemano que no lo íbamos a hacer todo. Si hoy no pudo ser, se hará mañana.

    Ahora bien, hay veces que el contexto, donde verdaderamente si es un problema, no nos permite realizar lo que queremos. Por ejemplo: enfermedades, situación socio-económica, justicia-gobierno…etc. Aquí debemos cambiar nuestra forma de pensar, fijándonos en lo que estamos haciendo por estar bien y no lo que podría ser o que por desgracia tenemos las manos atadas. Eso es una pérdida de tiempo.

    La vida en sí, es demasiado complicada como para enredarla más aún. No perdamos el tiempo en cosas que no lo merecen, la vida es para vivirla. Si no puedes, actúa y cambialo, si aún así sigues sin poder, ya podrás más adelante y si no, busca alternativas sin olvidarte del presente, aprende a vivir dentro de las posibilidades pero haz algo. Porque la vida es movimiento, nada es estático.

    Y para aquellos que no pueden dormir porque siempre están pensando, pensar pero en cosas que os gusten. Cuando uno va a la cama es para descansar y soñar. Es tu momento “all bran”, permítete soñar y lo que sueñes vívelo con todos tu sentidos. Saboréalo como si estuvieras allí. Si te gusta leer termina el capítulo que te has leído, sé por un momento el escritor y el personaje. En lo demás ya pensarás mañana, que el día es muy largo.

Papá, ¿Por qué a mí?

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El silencio…me gusta.
Me da paz y tranquilidad.
Estar sola…
no me importa el lugar.

De repente suena la puerta,
le oigo entrar,
mi cuerpo se tensa,
me avisa de que
ya, está detrás.

Se aproxima a mi cama
y me acaricia la pierna,
“ Hola cielo,
juguemos
a la gallinita ciega”

Apaga las luces
y me tapa los ojos,
se inclina sobre mi torso
me besa y entra,
ya soy demasiado grande para jugar
pero no parece importarle
pues cada vez aprieta más.

Después de que ha terminado
me dice que no se lo diga a mamá,
que es el secreto que tiene una hija y su papá.

Pero tengo quince años
y ahora sé como funciona el mundo,
los padres no hacen eso
ni por un segundo.

Y yo me siento enjaulada,
gritando se encuentra mi alma
porque quiere salir de aquí
pero tiene miedo, está marcada.

¿Y cómo hago para sentir?
Sentirme cerca de alguien
sin que quiera huir.
Sin que sienta vergüenza,
no debería de ser así.
La persona que más quiero…
Papá, ¿Porqué a mí?

Quiero marchitarme por siempre a tu lado

abuelos

Se conocieron una tarde de verbena
en Madrid, en un pueblo de las afueras
donde fueron amigos
hasta que llegó la guerra.

A él lo mandaron a la batallar.
Ella, sin en cambio,
tuvo que aprender a sobrevivir
entre penas y hambre,
viendo a su familia, uno a uno morir.

Sus cartas la mantenían con vida,
le daban esperanza,
una razón por la que vivir.
Pero la espera parecía eterna
pues la guerra había acabado
y él no apareció por allí.

Hasta que llamaron a la puerta.
Era él de rodillas con una rosa,
le pidió matrimonio
entregándole la flor
porque no tenía para otra cosa.

“Larga ha sido la espera
más nunca de ti me he olvidado,
tus cartas me dieron fuerzas
para volver a donde lo habíamos dejado.

Aunque tengo los bolsillos vacíos,
el corazón lo tengo lleno de cariño
no te prometo que las cosas sean fáciles
pero sí que todo lo haré contigo.

Sé que tu padre ya no está
para pedirle tu mano,
pero te entrego esta rosa
porque como ella,
quiero marchitarme por siempre a tu lado”

Y así pasaron los años,
una relación nada perfecta
pero muy bien avenida,
donde el amor nunca faltó
donde siempre juntos,
encontraron la salida.

Violencia de género

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Ella es
violada y maltratada.
Sabe lo que no quiere
y aunque está asustada,
sale a enfrentarle.

Todos los días
sale a denunciar,
golpe tras golpe
la muerte es,
su resultado final.

Porque todo lleva su tiempo
y porque otras mujeres
juegan con esto sin más,
no se dan cuenta
del daño que pueden causar.

Él es
maltratado psicológicamente,
infravalorado continuamente
porque nada era ni es,
suficiente.
Un padre sin custodia
que es amenazado
y ridiculizado
por un abuso…inexistente.

Despojado de todo,
vive para pagar,
le ciñen las tuercas
pero ya no da para más,
aprieta el gatillo
no hay violencia,
sólo… se va a suicidar.