Como el viento raudo
que se expande en segundos,
alcanzaste el poder
conquistando el mundo.
Vestido de oro, metal o papel,
haces del pobre, rico
del honrado, necio.
Desde que nace hasta su vejez
le otorgas al hombre un precio.
Postrado, con la soga al cuello
dictaminas su sentencia,
apretando al pobre,
perdonando al opulento.
Agua, aire, comida, sueño
eres tan vital, como dueño.