Cuando creo que todo va bien, que por fin he podido olvidarte, vuelves a mi vida como si nada. Una simple llamada tuya desata sentimientos que habían caído en el olvido. Escuchar tu voz y saber que estas al otro lado de teléfono le da un vuelco a mi corazón, me deja sin aire y los nervios a flor de piel. No sé que decir. Me pides que nos veamos que hace mucho tiempo que no lo hacemos y no sé por qué pero te digo que sí, total es lo que hacen los amigos. No debería haber aceptado o sí, no se, el caso es que al día siguiente ahí estás para poner mi mundo patas arriba. Hermosa locura que siempre aparece cuando más la necesito… o no. Solos en la misma habitación, no puedo concentrarme con tu respiración, tengo miedo de desearte, de pasar tiempo contigo y darme cuenta lo mucho que conectamos y lo fácil que parece todo. Nos conocemos demasiado, tanto que me da pavor por si hago algún gesto más expresivo de lo que debiera y te diga que te sigo queriendo. Me da pánico bajar la guardia porque estas tan metid@ en mi vida que no puedo echarte y siento que no voy a ser capaz de contenerme de caer en tus brazos. Irresistible cada centímetro de tu cuerpo. Somos como dos imanes que se atraen y no pueden negar la fuerza que les une. Quiero escapar de ti… o no.