Yo era de las que no creían en los payasos y muchos menos me gustaban, más bien los odiaba hasta que te conocí pedazo de payasete. Es imposible no reírse al verte con la camisa metida por los pantalones, éstos hasta los sobacos con los calcetines por encima y las gafas de culo de vaso haciéndome el Bartolo y cuando te marchas, por idiota, te tronchas la nariz contra el marco de la puerta. Y ni que decir tiene de tu incomparable baile de “single ladies” vestido de mujer maravillas con mostacho, todo un primor, realmente no se si quieres que me ponga o se me venga todo abajo. Dios, he de reconocer a pesar de que me queje, que me encanta que me cantes por las mañanas al oído canciones que sólo tu conoces con tu propia interpretación que nadie más puede hacer. Los absurdos mensajes cuando no estoy contigo y te aburres tipo “la taza de water te echa de menos”, el mando dice que se siente aliviado de perderte de vista un rato, le aprietas demasiado”, “la cama me está gritando que los muelles están muy callados, necesitan vidilla”. Lo que no deberías hacer y que sin embargo haces, decirme cuando estamos haciéndolo en el mar “tinoni, tinoni tiburón a la vista” “tinoni tinoni ha conseguido la conquista”. Y sobretodo me asombra tu pija interiorizada que tienes y que sacas cuando más seria o triste estoy, con tus oseas, de verdad de te lo digo mari, que fuerte tía….o bien me retas a un serio que sabes que nos soy capaz de hacer. Ahora por tu culpa, no puedo vivir sin mi payasete particular.
Te lo diré con palabras 